A ver si ves, que pasa el tiempo y ya no vives del querer, que el sentimiento como un sueño se te fue, que no hay más besos sabor nervios, color miel. Que ahora distante y cabizbaja se te ve, porque el destino no te une más que a él. Que de tus vellos no brota ya el llanto aquel, que al solo verlo estremecía tu alma de bien. A ver si ves, que tus adentros ya no sudan desnudes, que el verde intenso se secó por no llover. Que tus cabellos ya no ondulan por doquier, que no hay ya ganas, ni querer, ni ardor de mujer.
– ¡Y a ver si me ves, por los lares de tu pensamiento, aparecer…!
Cuando se te abra la mirada y veas mi ser, en donde estés, por tus entrañas extasiada aparecer. Diestro, ágil, vagabundo y como esté, tu único rey, bajo tu ley. Y a ver si ves, cuando se unan nuestros limbos en un eje, donde roten nuestros rumbos frente a frente. Que sintamos la ilusión girando al este, que al oeste vivamos ratos alegres, que alzándonos hacia el norte el tiempo atemos, bombas rosando, hasta el contacto en que explotemos. Y que en el sur nos cubran de regalos, ambos calados, a nuestras pieles.
‒ ¡Unidos, sin miedos, oyéndonos, una, otra vez, dados, hablándonos!
– Y a ver si nos ves, amándonos, con los brazos abiertos emerger; y tu pensando…
‒ Que aunque el destino te una hoy a él, que al vernos tu cambies de parecer y vuelvas nueva al momento en que quedé; y cual botón tu corazón listo a encender, sin padecer.
– ¡Por mi otra vez, cuando me ves!
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