domingo, 4 de octubre de 2015

La Ninfa de la selva de las Brujas.

la cascada de la infinita sed de amarla
 Maúlla cansada a la luna, se engrifa mientra le implora, se redime tras las sombras y entre sus fantasmas se ahoga. Revuela con las lechuzas sube a los techos la cola, se eriza el pecho y la uñas y en las chimeneas pernocta, ahumando al sumo de alcobas. Y si algún gato la nota se despoja con premura, abre los ojos, pulula, se vierte en balde su esencia y los bigotes le chupa. Y vuelta loba le aúlla, cual la más temida musa de la selva de la Brujas, la que al valor que redunda, lo complementa y reputa, con la clase y la figura de sus uñas.
– Y coquetea a sabiendas, que entre sus patas abiertas, cualquiera pierde las riendas…
 Busca alocada una duna y monta rauda a su cima, para reflejar su gloria, cual estrella ella infinita. Y sola ella allá arriba, baila inspirada en felinas, junto a los nardos delira, hasta inmolarse en desdichas, porque ninguno la rima. Ruina las llamas la dejan, que sin calores deprima, que a su ventana perdida, vuelva ya pálida y tibia. Sin sus pasiones, ni visa, ni sensaciones distintas, que al descender se le olvidan. Cálida salta y destila el aliento de sus vidas, se muerde cuando respira con sus ávidas mandíbulas, ondulando mientras mastica.
– Despidiendo lo que enfría, entre sus rítmicas guías, que embrujan, pero no atizan…
– Rara la gata se agacha, cierra los ojos al día y en su corte se relaja, presa en mujer pero frigida; y pasa las madrugadas en un árbol ya rendida pervertida por sus manchas, dolida.
La gata y la luna
 Triste alejada termina, traicionada por si misma, cual una Bruja escondida, en la selva de las Ninfas. Resignada a su felina, sin amor pero bien rica, implorándole a la luna, que atraiga alcobas distintas, porque en la suya congela, sumida en lagrimas tímidas. Que en negro cante la tinta, que en azul se vea descrita, que los besos y las risas, vuelvan rápido a su vida. Para convertirse en Diva y desnuda sobre sillas, hacer que su hombre la pida, piropeandole por mística sus cuerdas vocales líricas y su lengua que al ser lamida, vivifica.
― ¡Tierna infinita en poesía y alabada por bonita, sin los fantasmas que humillan!
– Y se toquetea mientras piensa que entre sus bellas pierna de fiera solo su gato la mea, abriéndoselas; y maúlla, aúlla y respira dándose lima de púdica cual la Venus de la Jungla.
― Pues ni en la selva de las Brujas, existen las Ninfas publicas velludas.
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