miércoles, 2 de enero de 2013

Encuentros tórridos.




Cuando me dices ven sé que te tengo, que del
domingo aquel quedan recuerdos, que el besos
que te di, te llenó de ilusión, que el sueño me
cambió y tuve tu cuerpo; y ahora nos vemos.

Cuando me dices ven vuelvo y te apreso, te traigo
un ramo en pétalos dispersos, los riego con caricias
por tu pecho, pues cuando vuelvo a ti tiento lo
extremo. ¡Y así te tengo! Descalza y en velo.

Cuando me dice ven endiablo el cielo, rogándole
llover cuando nos vemos, tomo un paragua y
remos y te llevo, hasta Venecia en una góndola
de cuentos. Y como mariposa en celo te revuelo.

Cuando me dices ven sé que me quedo, que sobre
tu colchón nunca duermo. Que veo pasar las horas,
y al llega la mañana estoy despierto; y tu gimiendo,
como recuerdo. Hiendo y viniendo sin frenos…

Cuando me dices ven rápido llego, te desnudo la
piel y te enmudezco; te erizo, te embeleso y no te
suelto. Te llevo al muro a ver, tú sombras entre
mis dedos y tú ardiendo desde adentro…

Y en el silencio, gritas te quiero; y yo te beso.

Cuando me dices ven tienes mis versos; y yo te
cuelgo, como amuleto, te erizo el cuello y te desvelo.

Y vuelvo a ti y pinto de azul un mar onírico, miro
a tu lecho y huelo verde en tu destino, me siento
un niño que al sol mancha de amarillo; y en blanco
gélido te adentro en un delirio, ebria de tinto.

¡Y te adivino, surcando el limbo, los poros vivos!

Sin voz rogando que volemos al unisonó, en un
abrazo que nos demos al volvernos. Gotas y labios
nos transportan sobre incienso, del cielo llueve un
vendaval de ardor frenético; te pido y tengo…  

Y en nuestros ríos al bañarnos nos perdemos,
hacia el horizonte divino donde se tienta lo dicho.

Se abren tus puertas y se divisa el Olimpo; y un
hada ecléctica a mi duende le hace guiños. Me ves,
te agitas, saltas, vuelas y das gritos; me alabas,
celas y te lanzo al infinito, ya sin vestido…

¡En un idilio; del cual me inspiro…!

Cuando me dices ven se inunda el piso…  

Se ensalza la pasión con un bolero, te enciendo
sobre velas que te queman; y hasta Venecia en
una góndola navegas, dándome besos. Y rojos
pétalos esparzo por tu cuerpo; y te perfumo…

 Y te ilumino, como bombillo.

Y en miel derrito, a cada encuentro, con solo un
 beso por ti pedido, junto a un te quiero. Cuando
me dices ven sin pensar llego, a los adentros
sedientos de tu cuerpo; para te colmarte de bello.

Cuando me dices ven salgo de mi y en ti me encierro

Pépita by Mary Paquet. 

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